¿Quién dijo que los animales no van a misa? Esa pareciera ser la consigna de Slobodan Jeftic, un apicultor que decidió construirle templos a sus abejas para que tengan un encuentro con Dios.
Convencido Slobodan de que las abejas tienen alma, construyó colmenas con forma de iglesias ortodoxas y monasterios.
Sobre el tema, el hombre dijo que “de esta forma estoy cuidando bien a mis abejas porque tienen un lugar para vivir y producir la miel y a la vez cuido sus almas”.
Jeftic dice que sus adoradas criaturas aprovechan esta ventaja debido a que “las abejas también tienen alma”, por lo que pueden meditar y tener contacto con Dios